miércoles, 7 de diciembre de 2011

Color solo


(Adquisición particular)


Color solo

¿Cómo, entonces,
salir de aquí, intentar la aventura
de salir de este tiempo
de desolación?
                      El verde claro
que nos trae la alegría y la esperanza, no como el del musgo o el de las botellas,
llenos de incertidumbre y de sollozos, o el verde ya oxidado
del tiempo; ni tan siquiera el de la manzana o el del oleaje
porque no tienen ojos ni cintura. Ni los verdes del puerto, porque están en silencio; ni
                                                   [aquellos
que nos dicen adiós desde las estaciones o desde la ventana.
Ni el de los cuarteles o el de las casullas
porque jamás dan flor. Yo digo el verde de la infancia
que no nos deja solos nunca, y vive y sueña
y morirá con nosotros; o el de ese vestido
que lo levanta el aire a nuestro paso, y nos mira y acepta desde
su inocencia infantil; no el de ese otro
que anda desde la amanecida en bata
y nos ve con recelo; ni ese que está siempre
con los ojos en blanco; ni el que se santigua
porque no tiene fe.
                             Yo hablo del verde que está solo
y que es aventura, del verde de los mares
porque no tiene rumbo, del que nace en los sueños
porque no nos olvida.
                                 Hablo del verde
que nos mira a los ojos
y jamás siente miedo.
                                Zurbarán lo pintaba
con racimos de uvas y en mesas florecientes. Yo lo recojo ahora
del juego de esos niños que están ahí, en las sombras,
                                                          [cerca de casa.
              Toco ese verde
que se encoge de hombros
porque es inocente, y sus pechos me miran
ligeros como gestos, tiemblan
de amor
             bajo las estrellas.

Diego Jesús Jiménez

De Bajorrelieve

miércoles, 16 de noviembre de 2011

El sueño avanza


"Almendros"
(Adquisición particular)


EL SUEÑO


Por una espesa y honda 
avenida de árboles que unen 
en lo alto su copa y pesadumbre 
el sueño avanza. 

Abre sus grandes alas, 
sus poderosos brazos 
de lenta sombra y noche grande: cierra 
contra todo horizonte. 

En el centro del aire 
cabecea un navío, 
rodeado de enormes 
territorios de sueño. 

El sueño avanza: pone 
su silenciosa planta 
en el umbral de nuestra 
transitoria vigilia. 

Acaricia y golpea, 
llama con voz suave 
y entra como un río 
de seguro poder. 

El sueño halaga, 
porfía y nos rodea, 
hasta que al fin caemos 
en su seno girando 
como plumas, girando 
interminablemente.



Ésta es la inerme paz, la sosegada 
mentira de la sombra. 
El sueño multiplica 
su rostro en un espejo 
sin fin: vértigo quieto, inmóvil 
torbellino. 

¡Gritad! Pero no; el grito 
es también sueño. Ahora su dominio. 
Potestad de la noche. 

José Ángel Valente




martes, 8 de noviembre de 2011

Silencio de bosque


EL OTOÑO SE ACERCA

El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
... de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.

Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.

Y lo perdimos para siempre.

Ángel González

 Otoños y otras luces. Barcelona, Tusquets, 2001

domingo, 23 de octubre de 2011

En la plaza


    En homenaje al maestro Álvaro Castagnet, recuerdo de un verano intenso en colores, pinceles y amistad
                                                                               
 El vino a solas, la memoria ardiendo

Sombra, qué tarde llegas y te vas qué temprano.
Te has sentado en mis sillas, perfumando mi pieza.
Llovían mis propios años sobre mi pelo cano.
... Discretamente heme revolcado en tristeza.
Sagrada es la inocencia con su olor a verano,
y con su olor a mundo sagrada es la belleza.
Vienen toros de nieve lamiéndome la mano;
y el Tiempo, en la ventana aplasta su cabeza.
Delicada catástrofe; desgracia taciturna.
La escasa fe maltrecha que queda se embadurna
en interrogaciones sin futuro ni afán.
Y me he quedado solo, sin sombra, mortecino,
rebuscando calor en mi aterido vino.
La vida nos engaña, las cosas se nos van.

Félix Grande


Incluido en el libro De Rubáiyátas  de Horacio Martín (1970)


sábado, 15 de octubre de 2011

Crepúsculo de un sueño

(Adquisición particular)

EL OLVIDO

No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. Arroja el casco, y muere.
  Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir.

     Con dignidad murió. Su sombra cruza.

Vicente Aleixandre

Otoño

(Adquisición particular)

OTOÑO


Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.

Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!

¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!

En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ


 Accésit en el VIII Certámen de Acuarela "Francisco Revelles"

 http://www.sermadridnorte.com/noticias/el-viii-certamen-francisco-revelles-de-acuarela-estara-en-la-sala-picasso-de-colmenar-viejo-hasta-el-25-de-noviembre_20592/

domingo, 25 de septiembre de 2011

Llegada al mar


Cuando salí de ti, a mí mismo
me prometí que volvería.
Y he vuelto. Quiebro con mis piernas
tu serena cristalería.
Es como ahondar en los principios,
como embriagarse con la vida,
como sentir crecer muy hondo
un árbol de hojas amarillas
y enloquecer con el sabor
de sus frutas más encendidas.
Como sentirse con las manos
en flor, palpando la alegría.
Como escuchar el grave acorde
de la resaca y de la brisa.



Cuando salí de ti, a mí mismo
me prometí que volvería.
Era en otoño, y en otoño
llego, otra vez, a tus orillas.
( De entre tus ondas el otoño
nace más bello cada día. )


Y ahora que yo pensaba en ti
constantemente, que creía...


( Las montañas que te rodean
tienen hogueras encendidas.)


Y ahora que yo quería hablarte,
saturarme de tu alegría...


( Eres un pájaro de niebla
que picotea mis mejillas. )


Y ahora que yo quería darte
toda mi sangre, que quería...


(Qué bello, mar, morir en ti
cuando no pueda con mi vida.)


José Hierro
De "Tierra sin nosotros" 1947

Desde la Catedral

(Adquisición particular)
Octubre

Hay una leve luz caída
entre las hojas de la tarde.
Dame
tu mano y cruza
de puntillas conmigo
para nunca pisarla,
para no arder tan tenue
en sus dormidas brasas
y consumirte lenta
en el perfil del aire

José Ángel Valente
De Fragmentos de un libro futuro

domingo, 28 de agosto de 2011

En el río




[Cae el agua ...]

Cae el agua. Y un tiempo sin contorno,
de insomnes labios traslúcidos de amor,
acaricia la umbría soledad
con sus dedos de sombra
y el corazón vacío,
tembloroso,
con límite en la luz y su fragancia
precipita los sueños
por senderos de sal:
salobre soledad de la memoria,
la eternidad al fin todo lo vence
y canta con el agua
y con el agua muere.


Ramón García Mateos
Rumor de agua redonda
(Antología 1998-2010)

viernes, 5 de agosto de 2011

La soledad es azul

(Adquisición particular)

LA LUZ HERIDA

Vivía en la quietud de los pájaros muertos,
sobre la pesadumbre del ser.
                           Vivía alzada
sobre las olas mansas de este mar sin reflujo,
de este bosque de témpanos donde la luz se irisa.
Hoy que la sangre vuelve a saltos de turbión
y la sombra enconada no planea
con las alas abiertas sobre la luz herida,
doy un paso, un avance,
                             doy el caminar todo.

Doy el tiempo a raudales para volverme tiempo.


Pilar Blanco. La Luz herida, Sevilla, Algaida, 2004.
VII Premio de poesía "Alegría".





Laranueva (Guadalajara)

(Colección privada)

Fragmentos de una historia (II) (un día cualquiera de 1963)

... A veces, la historia nace así. con un recuerdo
que se escapa del agua del olvido
y deshace ataduras e ilumina
desvanes clausurados,
nombres propios que emborronó la muerte,
imprecisos momentos que creímos felices,
planetas muy pequeños que acaso compartimos ...

Manuel Rico

De: La densidad de los espejos
Premio Juan Ramón Jiménez 1997





El Paseo


‎... Bajo las cumbres de la tarde
bajo esa luz que, por un momento, da color de azafrán
a la senda y al monte, la libertad nos mira
con sus ojos vacíos. Parece que no fuera
a cerrarlos jamás ... Diego Jesús Jiménez


    "El paseo"
(Colección privada)

Luz de atardecer






Un ángel gótico

Inmóvil, claramente
inhumano en la
pura catedral
vive un ángel.
Un ángel no tiene ojos.
Un ángel no tiene sangre.
Él no vive en la vida, él no vive
en la muerte, él está
vivo en la belleza.

Antonio Gamoneda


Quietud

(Adquisición particular)

Don de la ebriedad
... Siempre la claridad viene del cielo;
es un don: no se halla entre las cosas
sino muy por encima, y las ocupa
haciendo de ello vida y labor propias.
Así amanece el día; así la noche
cierra el gran aposento de sus sombras ...



... Oh, claridad sedienta de una forma,
de una materia para deslumbrarla
quemándose a sí misma al cumplir su obra.
Como yo, como todo lo que espera.
Si tú la luz te la has llevado toda,
¿cómo voy a esperar nada del alba? ...



Claudio Rodríguez
De Don de la ebriedad, Madrid, Adonáis, 1953 (Premio Adonáis)

Julio es invierno y se defiende nostálgico



"Lección de geografía"

QUIEN no haya visto el mar que se levante,
yo os lo voy a contar, cerrad los ojos.
Imaginad que el agua, como un caballo blanco,
se hubiera subido al campanario.
Las hojas de los árboles son peces,
la nieve, espuma de cristal sobre las olas.
Como de un vaso de luz
que sostuviera la mano de Dios,
van cayendo una a una las gotas de la vida.
Así, el inocente pájaro,
la piedra, el musgo o la mariposa
van entrando en el agua que ya todo lo cubre.
Creeréis que el mundo, desde siempre,
ha ido llevándole sus ríos.
Del fuego, de la oculta ceniza de madera
ha tomado el mar su verde brote de esmeralda.
Como el ruiseñor que canta
en los jardines de la tierra
también las caracolas en sus profundos valles
celebran la música.
Por eso al acercar tu oído
a ese bello laberinto de leche
escucharás, aunque no quieras,
el inmenso ruido de la mar.
Ahora ya lo sabéis,
y sólo falta empujarlo, entre todos,
al aire.

Juan Carlos Mestre

De Antífona del otoño en el valle del Bierzo (1985)


Campos de Castilla


(Adquisición particular)

martes, 2 de agosto de 2011

Agua

Una quietud de aire dibuja sombras de juncos de mineral dormido


 (Adquisición particular)

Verde que anhela el tiempo,
deshecho ya en la profundidad de julio ...
al compás curvo de tus ondas

(Adquisición particular)

Fósiles como sepulcros
de hojas sembradas por ángeles blancos.
Llueve cierta nostalgia en esta luz de verano,
en tu ribera besa el silencio su sed de palabra.

domingo, 31 de julio de 2011

Hijas de la arena







Azabache la mirada y ardiente la retina,
a la espalda el verde vegetal de un mar azul
Pies como rastros de viento
arañan el tórrido camino y,
como único horizonte un muro
hecho de piedra, sal y entrañas.

Manos como el carbón calman su tiempo de arena.

Nada se escucha ya aquí
sólo el reposar de este silencio

La ciudad, homenaje a Álvaro Castagnet

Esta mi ciudad, vieja lavandera donde el tiempo borra las huellas de color que va dejando la vida ...


(Colección particular)

viernes, 29 de julio de 2011

Serie Árboles

Siento los pinceles como se deslizan sobre el blanco papel empapándolo con un fragante resplandor, como un astro efímero que se enciende en un día gris ... como un árbol cuyas raíces son rehenes de la tierra que los refugia






Sombras en el espejo




(Colección privada)







miércoles, 27 de julio de 2011

Serie Almendros

"Cáliz solitario, fina pluma y leve vuelo. Una atmósfera de invierno mece aún tu ropaje, para después quebrarse en el subsuelo de la memoria"

(Adquisición particular)
"Almendros" Obra gráfica

(Colección privada)

(Colección privada)